No estamos domesticados, somos almas libres, que fluimos con lo que nos mueve, con todo aquello que conecte lo que sentimos, con lo que pensamos… CON LO QUE HACEMOS. Nos dejamos llevar por la creencia de que NO somos un rebaño simétrico que sigue sin opinar. Por eso gritamos a viva voz que no estamos domesticados, que no es lo mismo que vivir en el analfabetismo. Simplemente no seguimos las reglas aparentemente correctas que otros dictaminan.